19.6.11

JulioCortázar,InstruccionesParaAmar.

Pósese justo frente a la persona que se quiere amar. Mírela a los ojos, sonría delicadamente, no exagere. Haga lento el abrir y cerrar de ojos: baje lentamente los párpados, súbalos de igual forma. Así durante todo el procedimiento. Tome lentamente su cara y acérquela a la propia; inmediatamente verá la fusión de labios. Con suavidad, abra la boca y mezcle las lenguas, manteniendo las manos sobre la cara. Luego de algunos segundos sentirá una reacción química que liberará energía calórica, pero no se precipite, prosiga con las instrucciones. Tranquilamente aparte las manos de la cara del ser amado, deslizándolas suavemente por los hombros hacia abajo, hasta llegar a la espalda. Abrazar fuerte. Continúe con los procedimientos anteriores, verá que no experimentará ninguna dificultad para realizar estos pasos al mismo tiempo. Relaje las piernas y los brazos, sosténgase de pie sobre la persona que se quiere amar, verá que es el mejor soporte posible.
Apague o disminuya la luz, el ambiente será más tranquilo. Aproxímese a una cama, preferentemente hecha sólo de sábanas. No se preocupe por las almohadas, sus propios torsos cumplirán esa función perfectamente. No se apresure, póngase, despacio, en posición horizontal, guíe al amado a ponerse en la misma posición, de manera que los dos queden acostados y de costado, mirándose una vez más. No deje nunca de abrazar.

En silencio, recuéstese sobre el torso ajeno y déjese reposar un buen rato. La oscuridad le dará una sensación muy pacífica de la realidad y limitando la visión y el oído, podrá disfrutar de los sentidos que suelen dejarse relegados: el tacto, el olor, el gusto. Mantenga el abrazo, pero no se quede dormido, el sueño bien podrá experimentarse despierto.
Admirar todo lo que guste, deleitarse con las más inocentes excusas, detener el tiempo
mientras se ve a la persona amada hacer algo tan simple como hablar, fruncir el ceño o jugar infantil y tiernamente con un peluche. Agregue dulzura a gusto. Añada sonrisas, payasadas y bromas (las lágrimas no hacen mal si están medidas en proporción y están bien batidas con amor), regalos insignificantes como un beso en un momento inesperado o un papel escrito a las apuradas. Pueden ser valorados más que una joya.

Consejo: las caricias y besos extras a lo largo de todo el procedimiento producirá un mejor efecto y mejor resultado. No olvide las miradas.

Secreto: Esta receta es especial para noches de lluvia; el sonido de las gotas rompiendo el silencio conforma una atmósfera imperdible.

15.5.11

CartaDeExplicaciones.


Sacado de escrito:
Hoy es tu cumpleaños y no quiero saludarte. Dijiste que no querías, o mejor dicho que no podías hablar conmigo así, de buenas. No te llamaré, ni te escribiré; no sabrás de mí hasta que quieras saber de mí. Supongo que me apoyas en eso, ¿no?
Además tampoco quería causarte problemas con nadie, ese vendría siendo mi regalo de cumpleaños.
Espero algún día darte esto, si se da la ocasión.
En fin, feliz cumpleaños.

4.1.11

Más Que Buscar La Igualdad, Apreciar Las Diferencias

Ahora está como muy de moda el hecho de buscar la igualdad. Las mujeres queremos ser tratadas igual que los hombres; los homosexuales, quieren ser tratados como gente heterosexual: los hermanos menores quieren ser tratados igual a los mayores; etc...
Bueno, déjenme decirles algo: NO SE PUEDE...; acéptenlo, vivan con ello y sean felices.
Claro, más de alguna persona se preguntará el por qué de mi afirmación. Sinceramente, yo creo que la gente está mal enfocada, no debemos buscar que nos traten igual, debemos esperar oportunidades similares (que no significa lo mismo que igual) a las del resto de la gente.
Por ejemplo, una mujer corriente jamás, pero jamás en la vida podrá ser tratada igual que a un hombre; somos más sensibles, delicadas y "débiles" -físicamente hablando. Todo el mundo sabe que es así. Cosa que en absoluto es mala. No es malo ser delicadas, podemos hacer mejor trabajos que requieran mayor control del pulso.
Un hombre blanco nunca podrá poseer ese toque sensual, protectivo y cariñoso que un afroamericano. Lo siento chicos, los negritos se las traen.
Un travesti no puede ser tratado como mujer, son demasiado simpáticos y llaman mucho la atención (en el buen sentido), como para parecer corrientes..., además de la pequeña sorpresita que se traen.
Una flaca sin curvas, nunca será igual de sexy que una mujer con cintura y caderas; y al revés una curvilínea, jamás podrá ser igual de tierna que una flaquita -por favor, chicas, no se menosprecien a sí mismas. ¡Exploten sus posibilidades, maldita sea!
Obviamente, cuando se trata de oportunidades similares, hay que saber nuestras limitaciones, igualdades y ventajas. Conozco hombres tremendamente artísticos y a mujeres que no pueden dibujar ni un corazón. A mujeres increíbles para jugar fútbol y hombres inútiles en el tema. Todo esto, depende obviamente, de cada uno. No busquemos la igualdad, atraigamos a la similitud, al parecido. Con respecto a las apariencias, en el fondo dan igual; con respecto a las capacidades, es relativo. Jamás seremos iguales; hurra por eso.
En lo que corresponde a cada persona, yo creo que todos deberíamos celebrar que somos diferentes. ¿Un mundo con millones de yo? Qué aburrido (no es que yo sea fome). Hay que detenernos a pensar en esas personas que nos desagradan (no las que se lo han ganado, esas no valen), ¿qué sería de nosotros sin esa gente? No podríamos discutir, tener distintos puntos de vista, enojarnos y hablar mal de ellos a sus espaldas.
Sin la gente diferente, nosotros no podríamos considerar nuevas oportunidades, nuevos retos, nuevas anécdotas, nuevos chistes; todo lo nuevo. Más que apreciar en lo que nos parecemos, deberíamos ser felices de ser únicos, irrepetibles e inigualables. Gente que marcará a más gente y que dejará su huella en el tiempo.
Creo que por eso me gustan las propagandas de Benetton, porque aceptan la diferencia.